La depilación con pinzas es uno de los métodos depilatorios más antiguos que existen, aun así, se sigue haciendo hoy en día. La depilación con pinzas se suele hacer en las cejas, labio superior o para quitar cualquier vello indeseado que no queramos. Aunque es infalible, recomendamos no perder la paciencia con métodos como este y conseguir resultados más duraderos y menos dolorosos; para ello lo mejor es hacerse una PRUEBA PARA LA DEPILACIÓN LÁSER y eliminar el vello para siempre.
La depilación con pinzas
Normalmente, en la depilación con pinzas los pelos son arrancados uno a uno, lo que convierte este método en ideal para hacer pequeños retoques, pero no para depilar zonas más extensas. Además, para poder hacerlo, el vello debe ser lo suficientemente largo para que las pinzas puedan agarrarlo bien.
A continuación, vamos a comentar las ventajas e inconvenientes de esta técnica depilatoria. Si hablamos de ventajas, podemos asegurar que es uno de los métodos más sencillos y baratos que hay, solo se necesitan unas buenas pinzas, una correcta iluminación y un espejo de aumento.
Esta depilación se puede hacer en cualquier momento y de forma bastante rápida. Está bien para dar forma a las cejas y para decir adiós temporalmente al vello que puede haber pasado inadvertido. Eso sí, nunca debemos olvidar desinfectar las pinzas con alcohol de manera periódica.
Por otro lado, nos encontramos con sus desventajas: puede hacer que el vello se encarne, por lo que hay que usar la pinza sólo en los pelos que tengan la longitud suficiente para ser bien sujetados y tirar suavemente para no romperlos.
Si no se hace con cuidado, o se cogen varios pelos con la pinza, puede producir bastante dolor y provocar irritaciones bastante molestas, especialmente si se hace en zonas muy delicadas como pueden ser los pezones o axilas.